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La gota: mitos y realidades de esta enfermedad artrítica

 

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La gota es una enfermedad artrítica que causa una inflamación dolorosa en la articulación afectada, y aunque todo el mundo conoce lo que es un ataque de gota, en realidad esta enfermedad es una gran desconocida. Según datos que maneja TK Home Solutions, casi un 3% de la población adulta de España sufre de gota, lo que supone cerca de un millón y medio de afectados, de los que un 66% son mayores de 60 años.

Existen numerosos mitos acerca de la gota, como que las molestias que causa no son muy dolorosas. Hay quien piensa que exclusivamente afecta al dedo gordo del pie, o que solo se manifiesta en varones que consumen una gran cantidad de carne, mucho marisco o demasiado alcohol. La realidad, en cambio, es que el dolor puede ser muy intenso y puede reflejarse en cualquier articulación. Los expertos de TK Home Solutions nos muestran todo lo que debemos saber sobre esta enfermedad:

Qué es la gota y a qué se debe

La gota es una enfermedad artrítica que se produce cuando los niveles de ácido úrico en la sangre son demasiado elevados, lo que provoca la acumulación de cristales de urato en las articulaciones. Estos cristales causan una inflamación dolorosa en la articulación afectada y pueden provocar daños en los tejidos blandos circundantes si no se trata adecuadamente.

La gota puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, aunque con mayor frecuencia afecta a la del dedo gordo del pie. Esta articulación es particularmente susceptible a la gota debido a su posición en la parte inferior del cuerpo y a que es la articulación que soporta más peso.

Causas y factores de riesgo

La gota es una enfermedad compleja que puede ser causada por una combinación de factores genéticos y ambientales. Cualquier persona que tenga niveles elevados de ácido úrico en la sangre puede estar en riesgo de desarrollar esta enfermedad, que cada vez afecta a un mayor número de personas en todo el mundo. Y aunque se puede sufrir sus síntomas a cualquier edad, se presenta con mayor frecuencia en hombres de mediana y avanzada edad, y en mujeres después de la menopausia.

Entre los factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar gota se encuentran los siguientes:

– Niveles elevados de ácido úrico.

– Antecedentes familiares.

– Consumo excesivo de alcohol, especialmente de cerveza.

– Obesidad o exceso de peso.

– Diabetes.

– Enfermedades renales.

– Uso de ciertos medicamentos, como los diuréticos.

– Consumo elevado de mariscos, carne roja y alimentos con alto contenido de fructosa.

Síntomas que puede causar

La gota causa una gran variedad de síntomas, que pueden variar en intensidad y duración, los expertos de TK Home Solutions nos muestran algunos de ellos:

Dolor: puede causar dolor intenso en las articulaciones afectadas. Este dolor suele ser repentino y es descrito como una sensación punzante o como una quemazón.

Inflamación: la gota causa hinchazón y enrojecimiento en las articulaciones, que pueden sentirse calientes al tacto y estar tensas o hinchadas.

Sensibilidad: la articulación afectada puede ser sensible al tacto y puede doler al moverla.

Rigidez: la gota puede causar rigidez en la articulación afectada, lo que puede dificultar el movimiento.

Fiebre: en algunos casos, la gota puede provocar fiebre, aunque no demasiado alta.

Ataques recurrentes: hay personas que sufren ataques recurrentes de dolor e inflamación en las articulaciones como consecuencia de la gota. Estos ataques pueden durar desde unos pocos días hasta varias semanas.

Pequeñas protuberancias: la acumulación de cristales de urato en los tejidos blandos puede provocar la formación de pequeñas protuberancias duras debajo de la piel, conocidas como tofos, que pueden ser dolorosos y deformar las articulaciones afectadas.

Problemas de sueño: la gota puede interferir con el sueño debido al dolor y la incomodidad en las articulaciones afectadas.

Si se experimentan estos síntomas dolorosos e incapacitantes, conviene consultar a un médico. El reumatólogo es el especialista encargado de ofrecer un diagnóstico y el tratamiento más adecuado para cada paciente.

Cómo se diagnostica la gota

El diagnóstico de la gota se realiza combinando la evaluación de los síntomas del paciente, pruebas de laboratorio y, en algunos casos, la extracción de líquido de la articulación afectada.

Evaluación de los síntomas: el médico hará preguntas sobre los síntomas del paciente, cuándo comenzaron las molestias, cuánto tiempo han estado presentes y qué factores suelen empeorar o mejorar los síntomas.

Pruebas de laboratorio: el especialista también puede ordenar pruebas de laboratorio para medir los niveles de ácido úrico en la sangre, aunque no todas las personas con niveles elevados de ácido úrico tienen gota.

Extracción de líquido de la articulación: en algunos casos, el doctor puede extraer líquido de la articulación afectada para buscar la presencia de cristales de urato, que son una señal clara de la presencia de gota.

Complicaciones de la gota

La gota puede provocar varias complicaciones, especialmente si los niveles de ácido úrico en la sangre no se tratan adecuadamente o si no se controlan:

Daño articular

La inflamación recurrente de las articulaciones por la gota puede provocar daño articular irreversible. Con el tiempo, esto puede llevar a una reducción de la movilidad y la flexibilidad en la articulación afectada.

Cálculos renales

Los niveles elevados de ácido úrico en la sangre pueden provocar la formación de cálculos renales, que pueden causar dolor y molestias en el abdomen y la espalda.

Insuficiencia renal

La acumulación de ácido úrico en los riñones puede provocar insuficiencia renal, que en determinados casos podría ser muy grave.

Hipertensión arterial

La gota puede aumentar el riesgo de hipertensión arterial, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Diabetes

Otra de las posibles complicaciones de la gota es el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Problemas cardíacos

Puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, como la enfermedad coronaria y la insuficiencia cardíaca.

Tratamiento de la gota

El tratamiento de la gota tiene como objetivo aliviar el dolor y la inflamación en las articulaciones afectadas, prevenir ataques recurrentes y reducir la acumulación de cristales de urato en el cuerpo. Los tratamientos más comunes para la gota incluyen:

Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos: pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación.

Colchicina: es un medicamento que se utiliza para tratar la inflamación aguda en las articulaciones afectadas.

Corticosteroides: ayudan a reducir la inflamación, tanto si se toman por vía oral como si se administran por inyección directamente en la articulación afectada.

Medicamentos para reducir el ácido úrico crónico: pueden requerir ajustes en la dosis para lograr niveles adecuados de ácido úrico en la sangre.

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