Nutrición y Dietética

Reducir los niveles de estrés podría llevar a comer menos comida rápida

 

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A todos nos ha pasado que, tras un día en el que hemos vivido mucho estrés o ansiedad, hemos llegado a casa, abierto la nevera o la despensa, y arrasado con lo primero que se ha cruzado con nuestra mirada. O, quizá, llamado a nuestra pizzería o hamburguesería favorita para que nos trajesen una comida que, en ese momento, es un capricho más que merecido.

Lo cierto es que estas situaciones son muy normales y, por eso, un grupo de investigadores decidió realizar un estudio para ver si la reducción del estrés, creado por algunos factores de nuestra vida diaria, podría conducir a una reducción en la ingesta de grasa y comida rápida en madres de niños pequeños con sobrepeso y bajos ingresos.

Y así fue. De hecho, los hallazgos del estudio muestran que las mujeres comieron menos comida rápida después de vivir situaciones menos estresantes, no porque se les dijo que no comiesen, sino, precisamente, por la reducción de sus niveles de estrés.

Para el estudio, los investigadores realizaron un análisis de los datos recopilados a partir cambios en el estilo de vida de 16 semanas en la que participaron 338 madres con obesidad y con sobrepeso, de familias con bajos ingresos.

Además, antes de que comenzase el programa, las participantes completaron encuestas que evaluaban sus niveles de estrés percibidos, así como su ingesta de grasas y comida rápida.

El programa tenía el objetivo de prevenir el aumento de peso mediante el fomento del manejo del estrés (gestión del tiempo y priorización), una buena alimentación y una mayor actividad física.

Así, los investigadores usaron los testimonios de las mujeres en los vídeos y se los mostraron junto a sus familias para crear conciencia sobre los factores estresantes. Después de ver los vídeos, muchas participantes dijeron que era la primera vez que se daban cuenta del nivel de estrés que tenían.

En este sentido, otro análisis de los datos mostró que la disminución del estrés percibido, después del programa de intervención, jugó un papel importante en las mujeres que comían menos comida rápida. De esta forma, los investigadores dicen que el estudio destaca la necesidad crucial de controlar el estrés en los estilos de vida, para así reducir la ingesta de grasas y la comida rápida.

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