El impacto debilitante del clima frío en el cuerpo humano es una de las lesiones registradas más antiguas del mundo. Este daño severo, que puede cambiar la vida, se ve con mayor frecuencia en deportes extremos al aire libre y en lugares de entornos ocupaciones, como el militar.
El diagnóstico y el tratamiento de estas lesiones se deben completar con cuidado, pero rápidamente para reducir el riesgo de pérdida de extremidades y, posiblemente, de vida.
Cuando pensamos en lesión por frío en deporte, lo primero que se nos suele venir a la cabeza son las lesiones producidas por practicar alpinismo. Esto se debe a que la congelación, y otras lesiones relacionadas con el frío, comúnmente se desarrollan durante la exposición prolongada a las bajas temperaturas ambientales de las regiones polares y montañosas.
La hipoxia es un potente estímulo simpático que causa vasoconstricción de los vasos sanguíneos periféricos, lo que puede agravar aún más el riesgo de desarrollar una lesión relacionada con el frío durante la exposición a gran altitud.
Hay varios estudios en los que se demuestra la disminución del rendimiento físico al estar expuesto a una temperatura baja. Un ejemplo seria el publicado en 2017 por Phys Ther Sport, cuyo objetivo era investigar los cambios relacionados con la temperatura en diferentes parámetros neuromusculares para dilucidar las razones de la mayor probabilidad de lesiones del ligamento cruzado anterior en condiciones ambientales frías con medidas repetidas estudio diseño.
Usando como métodos para inducir el enfriamiento periférico de la articulación de la rodilla y los músculos del muslo, diez sujetos femeninos sanos se sometieron a 30 minutos de exposición a un ambiente frío. Se examinó tanto la extensión de la rodilla como los músculos flexores para determinar la actividad electromiográfica, la fuerza máxima de contracción voluntaria, la velocidad de desarrollo de la fuerza y el sentido de la fuerza.
Los resultados que obtuvo fueron que, después de la exposición al frío, la velocidad de desarrollo de la fuerza de los músculos flexores de la rodilla se redujo significativamente. Los cambios a la izquierda de los espectros de potencia de electromiografía indicaron cambios en el impulso neural hacia la cabeza medial y lateral del músculo vasto. La fuerza máxima, el sentido de la fuerza y la laxitud de la rodilla no se vieron afectados por la intervención.
La conclusión que se obtuvo fue que la capacidad reducida de los músculos flexores de la rodilla para generar fuerza de forma explosiva, puede limitar la capacidad de los músculos isquiotibiales para contrarrestar las contracciones fuertes y rápidas de los músculos extensores de la rodilla que causan fuerza de cizallamiento anterior en la tibia y, por lo tanto, tensan el ligamento cruzado anterior.
De esta forma, este tipo de lesiones se producen en los deportes más característicos que se realizan en un ambiente de clima frío como, por ejemplo, atletismo, patinaje sobre hielo, esquí (con muchas variedades), snowboard, hockey sobre hielo, trineo, moto de nieve, curling, bandy, etc. A ellos también se une el atletismo en zonas de clima frío, la natación o la pesca, entre otros.
