Oncología

Psicooncología: El mundo emocional del paciente

 

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Quien ha sido diagnosticado de cáncer, vive un proceso de adaptación emocional muy importante. En cada etapa de la enfermedad, surgen emociones diferentes porque cada fase de intervención oncológica conlleva retos diferentes.

A continuación te hago un breve resumen de las fases de la enfermedad y de las reacciones emocionales de los pacientes. A pesar de estas indicaciones, nunca olvides que cada persona es única y puede vivir estos sucesos de una manera única y diferente, por eso es importante que preguntes a cada paciente cómo se siente, para conocer profundamente su estado emocional. Sin más dilación, vamos a hacer un repaso por las fases de la enfermedad y las reacciones emocionales habituales.

FASE 1 – SOSPECHA DE ENFERMEDAD: En esta fase temprana de la enfermedad, el paciente suele tener ciertos síntomas molestos que le hacen sospechar de que algo no va bien, lo que le lleva a acudir a su médico de atención primaria, aunque en ocasiones también pueden acudir a urgencias cuando los síntomas son muy molestos o intensos. En esta etapa son habituales la ansiedad, el miedo, la preocupación (que viven con pensamientos repetitivos que le hacen anticipar algo grave). Todo esto provoca un gran sufrimiento.

FASE 2 – PRUEBAS DIAGNÓSTICAS: La persona ya ha acudido al médico y para averiguar lo que le ocurre, es debe realizarse pruebas diagnósticas más o menos invasivas. La emoción predominante en esta etapa es el miedo, especialmente por tener que afrontar pruebas desconocidas que pueden provocar dolor o molestias y también porque el paciente puede sentir miedo de conocer los resultados de las pruebas y que indiquen la presencia de una enfermedad grave. Otra emoción habitual en esta etapa es la incertidumbre y el enfermo y su familia deberán continuar con su vida habitual hasta tener una confirmación de lo que le ocurre. Es habitual la presencia de sufrimiento por la falta de información.

FASE 3 – ETAPA DE DIAGNÓSTICO: El paciente ya ha realizado todas las pruebas y llega el momento de que el médico realice un diagnóstico. Las emociones habituales en esta etapa son: ansiedad, tristeza o una mezcla de ambas. En este punto, el paciente puede sentirse desorientado, desconectado de las palabras que dice el profesional, puede anticipar resultados muy negativos de su enfermedad, llegando incluso a pensar en la muerte.

El enfermo puede reaccionar de diferentes maneras a un diagnóstico oncológico. Una de ellas es la negación, que consiste en negar la existencia de esa enfermedad, es una estrategia de afrontamiento que supone una gran amenaza. La negación es la manera que tiene nuestra mente de protegerse ante una información muy amenazante o negativa. Esta reacción suele desaparecer por sí sola con el paso del tiempo, por lo que no se recomienda romperla a no ser que ponga en peligro la administración de tratamientos que pueden salvar la vida al paciente.

Otra manera de responder a una información tan amenazante, es lo que se llama la “aceptación pasiva”. Esta manera de afrontar el diagnóstico oncológico se produce cuando parece que el paciente ha aceptado el diagnóstico, pero en realidad siente cierto embotamiento emocional que le lleva a no sentir nada. Esta reacción es habitual ante noticias que provocan un shock emocional. En estos casos, el paciente necesita tiempo para adaptarse a la noticia.

Las reacciones emocionales ante esta información pueden ser variadas, desde romper en llanto hasta expresar ira hacia el médico que le ha dado la noticia. Cada persona es única y reacciona de una manera única.

FASE 4 – FASE DE TRATAMIENTOS ACTIVOS: En el caso de la oncología, los tres tratamientos más usados son la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia. Todos ellos son tratamientos invasivos que provocan un gran sufrimiento en el paciente y que generan unos efectos secundarios muy desagradables. Las reacciones emocionales dependen de cada tipo de tratamiento… vamos a verlo brevemente.

Cirugía: La hospitalización y proceso quirúrgico es un evento muy estresante para el paciente y las reacciones emociones giran en torno a la ansiedad y el miedo. La ansiedad pre-quirúrgica es habitual, pero es conveniente reducirla para evitar una respuesta de estrés en el organismo del paciente que será operado. La información del procedimiento que se seguirá y la resolución de dudas previamente a la cirugía, son métodos muy sencillos para reducir la ansiedad. En la fase post-operatoria que el paciente pasa en la UCI, pueden ser habituales la tristeza, el miedo, la ira o impotencia.

Quimioterapia: Este tratamiento inespecífico genera muchos efectos secundarios indeseables. Puede ser administrado como único tratamiento o de manera co-adyuvante a la cirugía y/o radioterapia. Los efectos secundarios habituales de la quimioterapia (caída del pelo, náuseas y vómitos, astenia, deterioro cognitivo, entre otros), provocan tristeza, ansiedad, angustia, ira y preocupaciones.

Radioterapia: Esta otra opción terapéutica en oncología, también es usada por sí sola o junto a otros tratamientos. La gran diferencia respecto de la quimioterapia, es que esta intervención es específica y se centra en la zona del cuerpo donde se localiza el tumor. También tiene efectos secundarios importantes como irritación de la piel sobre la que ha aplicado el tratamiento, mucositis (inflamación de las mucosas), disfagia (dificultades para tragar si se ha irradiado el cuello), sequedad bucal, tos por irritación de las vías respiratorias, etc. El paciente sometido a radioterapia es habitual que experimente emociones como: miedo, ansiedad, tristeza o depresión.

FASE 5 – RECUPERACIÓN DE LA SALUD: Podríamos pensar que esta etapa de la enfermedad es positiva porque quiere decir que los tratamientos han surtido efecto y no se encuentran pruebas del cáncer. A pesar de ser una buena noticia, es habitual que el superviviente oncológico se sienta solo e incomprendido. Además de esto, es habitual la presencia del llamado “Síndrome de la espada de Damocles”, donde experimentan preocupación elevada ante una posible recaída, viviendo las revisiones con gran ansiedad y miedo.

FASE 6 – RECAÍDA: En ocasiones, el paciente se ha recuperado de la enfermedad pero esta vuelve y se produce una recaída. Por lo general esta etapa se vive como mucho más desoladora que la etapa de diagnóstico inicial porque ahora el paciente ya conoce los tratamientos a los que será sometido nuevamente y sus efectos secundarios, por lo que es habitual experimentar un profundo sentimiento de derrota y tristeza.

FASE 7 – FINAL DE VIDA: Cuando la enfermedad evoluciona y llega un momento en que los tratamientos no logran aliviar los síntomas y la curación ya no es posible, el paciente entra en la etapa de final de vida, donde los tratamientos aplicados tendrán el objetivo de reducir el malestar y sufrimiento del paciente y en caso de realizar cirugías, quimioterapia o radioterapia, el objetivo de estas es reducir el tamaño del tumor para aliviar síntomas graves y molestos. Lo ideal es que en esta etapa el paciente pueda acceder a unos buenos cuidados paliativos. Las reacciones emocionales habituales en esta etapa son: miedo, tristeza, ira y ansiedad. Creo que Elisabeth Kübler-Ross definió a la perfección en su modelo de cinco fases, el proceso de adaptación emocional que atraviesa un enfermo terminal: Negación, Ira, Pacto, Depresión, Aceptación.

Como has podido comprobar, las emociones más habituales son el miedo y la ansiedad. Estas reacciones emocionales tan antiguas son las que han permitido la supervivencia de nuestra especie. El miedo y la ansiedad tratan de avisarnos de una grave amenaza para nuestra vida, pero ante la enfermedad, estas emociones son capaces de reducir la eficacia de nuestro sistema inmune, aumentan el umbral del dolor y afectan al funcionamiento de todo nuestro cuerpo porque son el inicio de una respuesta de lucha-huida propia del estrés, lo que puede dificultar la eficacia de los tratamientos en oncología.

Si estás interesado en ampliar tus conocimientos en torno a la psicooncología, puedes acudir a dos libros que he escrito para guiar a los profesionales de la salud en el difícil (pero bello) camino de cuidar emocionalmente a los pacientes oncológicos: “Psicooncología básica para profesionales de la salud” y “Manual de Psicooncología”.

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