Salud Pública

¿Cómo coloca el cannabis?

 

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¿Alguna vez te has mirado las manos? ¿Has mirado un lápiz? ¿Una mesa o una puerta? Seguramente crees que sí, pero, ¿realmente las has mirado con detenimiento? A simple vista son objetos mundanos, básicos, que no tienen nada especial, pero lo cierto es que las personas que están drogadas con cannabis perciben estos objetos de una forma mucho más fascinante de lo habitual.

¿Cómo es que una planta, que surgió por primera vez en lo que ahora es la meseta tibetana, puede cambiar la percepción de la realidad de los humanos? El secreto radica en una clase de compuestos llamados cannabinoides.

Si bien se sabe que las plantas de cannabis producen al menos 140 tipos de cannabinoides, hay uno que es, en gran parte, responsable de muchos de los efectos de sentirse colocado: el tetrahidrocannabinol o TCH.

Cuando una persona fuma o inhala cannabis, el THC entra en los pulmones y se absorbe en la sangre. Generalmente, los comestibles viajan a través del hígado, donde las enzimas transforman el TCH en un compuesto diferente que tarda un poco más en afectar la percepción de la realidad de las personas.

Por el contrario, si el THC se inhala, este alcanza niveles muy altos con bastante rapidez. De esta forma, en 20 minutos, el sistema circulatorio transporte moléculas de THC a todos los tejidos del cuerpo, incluido el cerebro, donde puede alterar la química neural.

Las moléculas de THC que atraviesan la barrera hematoencefálica encontrarán que encajan perfectamente en los receptores que normalmente reciben compuestos llamados endocannabinoides, que el cuerpo produce por sí mismo.

Estos receptores son parte del sistema endocannabinoide, que está involucrado en varias funciones, como el estrés, la ingesta de alimentos, el metabolismo y el dolor. De hecho, este sistema es el sistema modulador más generalizado, difuso e importante del cerebro, ya que controla la liberación de prácticamente todos los neurotransmisores.

Los neurotransmisores son moléculas que las células cerebrales, o neuronas, utilizan para comunicarse entre sí. Una neurona envía un mensaje a la siguiente, liberando neurotransmisores, como la dopamina o la serotonina, en un espacio infinitesimal que separa una neurona de la siguiente. Esta brecha se llama sinapsis.

Cuando el TCH ingresa al cerebro, las moléculas se difunden en la sinapsis donde activan los receptores CB1. De esta forma, el THC no causa la repuesta más extrema posible como algunos cannabinoides sintéticos, como el KD o las especias, pero sube el volumen y aumenta la probabilidad de que la neurona presináptica que afecta deje de enviar neurotransmisores temporalmente.

Así, la euforia es un fenómeno muy simple: el THC llega e inunda el sistema endocannabinoide con señales que las neuronas postsinápticas no enviaron. Cuando estas, a través del cerebro, obtienen el memo para dejar de enviar neurotransmisores, esto altera el flujo normal de información entre las neuronas y produce una subida.

No obstante, los científicos todavía tienen que descifrar exactamente qué sucede durante esta euforia. Lo que sí saben, hasta ahora, es que el THC parece “desconectar” temporalmente la red de modo predeterminado. Esta es la red del cerebro que nos permite soñar despiertos y pensar en el pasado y el futuro.

Cuando nuestros cerebros se concentran en una tarea específica, silenciamos esta red para permitir que nuestra función ejecutiva tome el control.

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