Neurología

¿Es posible detectar una enfermedad cerebral con el ojo?

 

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El ojo humano comparte varias similitudes vasculares y neuronales con el cerebro y, por tanto, se ha descubierto que nuestros ojos son una perfecta ventana a la patología cerebral. Las características particulares de ellos les permiten ser un biomarcador, relativamente accesible, para la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades del cerebro.

Actualmente, el diagnóstico de la EA solo es posible después de que los pacientes comienzan a mostrar una pérdida cognitiva temprana. De hecho, este se realiza mediante exámenes cognitivos o del estado mental, pero el diagnóstico solo puede confirmarse después de examinar el cerebro post mortem.

Los biomarcadores establecidos para la EA que actualmente se utilizan incluyen Aβ-42, T-tau y p-tau, que se encuentran en el líquido cefalorraquídeo, y fluorodesoxiglucosa y el Compuesto B de Pittsburg, que se encuentran en el cerebro. Aunque estos biomarcadores son cruciales para el monitoreo de la EA, su implementación generalizada sigue siendo un desafío.

Los pacientes de alzhéimer, generalmente, tienen síntomas visuales y esto llevó a los científicos a buscar posibles biomarcadores oculares para la EA. En este sentido, los estudios mostraron que ciertos síntomas visuales podrían ser una indicación de aparición de demencia, así como el desarrollo de placas seniles en las regiones visuales del cerebro.

A medida que se descubren más y más detalles sobre la secuencia de eventos, también se descubrió que los biomarcadores retinianos estructurales pueden ayudar en el diagnóstico temprano de la EA.

Los problemas vasculares comúnmente reportados en la EA son un compromiso de la barrera hematoencefálica, la eliminación alterada de Aβ, la vasoconstricción, la reducción de la densidad de los vasos sanguíneos y el flujo sanguíneo.

La visualización directa de los signos distintivos de AD en la retina puede ser el biomarcador de AD más prometedor debido a su especificidad para AD. Sin embargo, el trabajo en curso es necesario para verificar que las placas Aβ estén presentes en los tejidos retinianos y que estos depósitos retinianos sean predictivos de los depósitos cerebrales.

Además, se ha descubierto que VVAD, una variante visual de AD, afecta a personas relativamente más jóvenes. Los pacientes con VVAD presentan síntomas visuales en sus 50 o 60 años y, eventualmente, siguen el curso del deterioro cognitivo que generalmente se observa en pacientes con EA.

Los biomarcadores no retinianos para la EA incluyen reacciones pupilares como el tamaño de la pupila y la respuesta pupilar a la luz. Los movimientos oculares también juegan un papel crucial porque los pacientes con EA tienen problemas para leer debido a los movimientos oculares subóptimos que se dice que están relacionados con la memoria.

 Se ha demostrado que los pacientes con AD presentan una latencia más alta durante los movimientos oculares voluntarios y muestran una velocidad de movimiento ocular disminuida. También pueden fallar al fijar o seguir un objetivo en movimiento.

Además de ser indicadores cruciales y tempranos de la enfermedad cerebral, estos cambios visuales son fáciles de examinar, ya que el ojo es muy accesible, y la imagen retiniana es un procedimiento simple,  lo cual hace que los biomarcadores oculares sean muy atractivos.

Estudio para detectar enfermedades a través del examen ocular

Un estudio realizado por investigadores del Duke Eye Center concluyó que el alzhéimer y otros tipos de enfermedades cerebrales podrían detectarse pronto con un solo examen ocular.

De esta forma, el estudio analizó las retinas de más de 200 personas para encontrar posibles diferencias entre aquellos con y sin enfermedad de Alzheimer.

Así, los resultados mostraron que las personas con un cerebro sano tienen una red densa de vasos sanguíneos en la retina, que son visibles durante un examen ocular. Esta red microscópica de vasos sanguíneos fue mucho menos pronunciada en individuos con un cerebro no saludable o con la enfermedad de Alzheimer.

Los investigadores utilizaron una tecnología no invasiva para tomar imágenes de alta resolución de los pequeños vasos sanguíneos de la retina. Dado que la retina puede considerarse como una extensión del cerebro, concluyeron que las diferencias en la densidad de los vasos sanguíneos de la retina podrían ser indicativas del estado de los vasos sanguíneos cerebrales y, por lo tanto, ayudarnos en la detección temprana de la patología cerebral.

El futuro de los biomarcadores oculares

Los biomarcadores oculares para la EA, aunque todavía están en su “infancia”, son muy prometedores para la detección de cambios en la retina relacionados con Aβ, que son muy específicos para la fisiopatología de la EA. Se dice que el descubrimiento de estos marcadores oculares tiene el potencial de avanzar considerablemente la comprensión de la EA.

Además, se espera que el desarrollo de biomarcadores oculares abra nuevas puertas al descubrimiento de nuevos métodos de diagnóstico y tratamiento que puedan mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedad cerebral. La investigación futura debe centrarse en posibles vías para nuevos avances en esta área.

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