Psicología

Transformando los celos desde dentro

 

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En ocasiones sentimos celos… es un  hecho.

Y aunque a veces estos celos aparecen en las relaciones de pareja, lo cierto es que podemos sentir al monstruo de ojos verdes junto a nosotros en otras muchas situaciones de la vida

Podemos sentir celos de un amigo que se apoya en otras personas en lugar de en nosotros, podemos sentir celos de ese colega que parece ir a mejor en su trabajo, sentimos celos en el seno de la familia, cuando interpretamos que un miembro de la familia tiene más facilidades que uno mismo.

En realidad los celos es una emoción universal porque nace de la gran emoción… El amor.

Sé que puede parecer extraño, pero gran parte de los celos surgen del amor o de sentir que otros no nos dan el amor  y la atención que esperamos. A veces incluso aparecen por la ausencia de amor hacia uno mismo.

Los celos y las expectativas… Los celos aparecen por nuestras expectativas, por lo que esperamos que otros hagan, por el amor que esperamos de otras personas. Y es que aunque seamos adultos, a veces el niño o niña que fuimos y que aún habita en nosotros, tiene un profundo anhelo de amor.

Los celos, como cualquier otra emoción, es una señal para que nos conozcamos mejor. Por eso mi consejo es que cuando sientas esta emoción, no te dejes llevar impulsivamente por lo que te susurra ese monstruo de ojos verdes… Mejor párate un minuto, respira conscientemente y siente cómo te alejas poco a poco de esa emoción.

Cuando te alejas de la emoción y entras en ti mismo y en tu cuerpo a través de la respiración, puedes tomar distancia del poder de los celos y dejarás de actuar impulsivamente… Dejarás de crear conflictos en tu entorno, no discutirás, no exigirás a los demás lo que no pueden darte porque nadie te puede dar el amor y aceptación que deben nacer de ti.

Y si al leer estas líneas te haces consciente de que has sentido celos en este último mes, te propongo un breve ejercicio para identificar tus expectativas: Siéntate, respira conscientemente durante unos minutos y después toma papel y bolígrafo. Apunta las situaciones y personas con las que has sentido celos. A continuación, una por una, hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Es el amor el que me ha guiado al comportarme y sentirme así?
  • ¿Tenía miedo de algo (de perder a la otra persona, de sentirme inferior, de no ser suficientemente bueno)?
  • ¿Qué cosas estoy esperando de esa persona?
  • ¿Esto que espero y quiero de otros o de la vida, depende de ellos o de mí?
  • ¿Por qué necesito que otras personas me muestren respeto y amor?
  • ¿Siento amor, respeto y cariño por mí mismo?

Este ejercicio te ayudará a ser más introspectivo y a conocerte mucho mejor. El amor está en ti y los celos también… Averigua por qué.

Los celos y el amor hacia uno mismo… En ocasiones los celos aparecen porque no nos queremos, porque nos convertimos en nuestro peor crítico. Debes saber que las personas que están en nuestro entorno, suelen ser espejos de aquellas cosas que no nos gustan de nosotros mismos.

De modo que tal vez sentir que el otro no nos da suficiente amor, es una señal para que aprendamos a querernos desde dentro de nosotros mismos. Ten en cuenta que no podemos encontrar amor fuera de nosotros si dentro no lo sentimos.

Si creemos que no somos lo suficientemente buenos y que no nos merecemos el amor de otras personas, sentiremos que nunca es suficiente, que por mucho amor y cariño que nos den, siempre será poco porque no somos merecedores de nada y por eso exigiremos más al otro… Más atención, más respeto, más muestras de amor, más confianza, más tiempo, obediencia… Y es entonces cuando el monstruo de ojos verdes llega a nuestra vida y se hace más fuerte con cada miedo, con nuestra inseguridad.

Los celos y la confianza… Otras veces sentimos celos por falta de confianza. Tal vez alguien nos haya sido desleal, tal vez incluso infiel y eso nos hace sentir miedo a que nos abandonen, a que nos hieran. Y así, poco a poco, vamos perdiendo la confianza en los demás hasta que sentimos que nadie es digno de confianza y por eso debemos vigilar… Para que la historia no se repita. Lo que a veces olvidamos es que logramos justo lo que no deseamos por esa hipervigilancia.

La desconfianza nace en ti para prepararte, para sufrir menos, para que el golpe que pueda venir, sea menos traicionero, menos doloroso. Tu cerebro te quiere proteger, pero en ocasiones debemos mostrarle que tanta protección nos asfixia y nos hace sufrir sin razón.

Amor vs Propiedad… El peor tipo de celos es aquel que confunde el amor con posesión, creyendo que la otra persona nos pertenece. Ningún ser humano le puede pertenecer a otro y solo de la libertad individual de cada persona, puede nacer una relación adulta y consciente.

El verdadero amor que habita en ti, es puro, no obliga, es confiado e incondicional. Nadie nos pertenece, tan solo compartimos la vida con personas que nos acompañan el camino de la vida. En ocasiones, cada persona toma un sendero y otras veces se continúa juntos por el camino de la vida. Eres puro amor… Despierta a tu auténtica naturaleza.

Tomar a los celos como punto de partida… Vivimos para aprender y los celos pueden ayudarnos mucho a evolucionar, a vivir conscientemente. De modo que recuerda, los celos, como cualquier otra emoción, es una señal que te indica que debes conocerte mejor, que debes explorar las razones por las que sientes celos, la razón por la que siempre te sientes en desventaja frente a otros, la razón por la que desconfías de todo y de todos.

Los celos pueden transformarse desde dentro porque tú te transformas desde dentro…

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