Entrevistas

«El principal reto en España sigue siendo lograr la autosuficiencia en componentes plasmáticos»

 

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Ramón García Sanz es presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), coordinador del Grupo de Linfoma de Hodgkin del Grupo Español de Linfoma y Trasplante Autólogo de Médula Ósea (GELTAMO), jefe del Laboratorio de Histocompatibilidad y Biología Molecular del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Clínico Universitario de Salamanca y profesor asociado de Ciencias de la Salud en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca.

Son muchas las campañas para promover la donación de sangre que se realizan. ¿Por qué es tan necesaria esta donación?

Las transfusiones de sangre y los productos sanguíneos contribuyen a salvar millones de vidas cada año, no solo de pacientes con enfermedades hematológicas severas y una gran variedad de enfermedades oncológicas, sino también de pacientes sometidos a intervenciones quirúrgicas, con severos traumatismos, quemaduras extensas, etc.

Los últimos datos oficiales de los que se tiene registro corresponden a 2018, año en el que se registraron 1.682.579 donaciones de sangre gracias a la generosidad de 1.166.365 donantes, de los que un 18,2% eran nuevos donantes.

El principal reto en España sigue siendo lograr la autosuficiencia en componentes plasmáticos. Aunque somos autosuficientes en componentes sanguíneos (hematíes, plasma y plaquetas), seguimos dependiendo de otros países, fundamentalmente de Estados Unidos, para obtener los productos medicinales (albúmina e inmunoglobulinas), procedentes del fraccionamiento industrial de plasma humano. En nuestro país, la donación de plasma (que se realiza mediante un proceso llamado aféresis) sigue manteniéndose en cifras bajas, aunque en los últimos años estamos observando un aumento progresivo. En 2018, la media de este tipo de donación en España fue de 0,6 litros por 1.000 habitantes frente a los 8 litros de media en Europa.

¿Ha cobrado más importancia esta donación con la aparición de la Covid-19?

La pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha supuesto un auténtico reto sanitario y, lógicamente, también lo ha sido para la donación de sangre. Durante la pandemia, las unidades de donación se han puesto a disposición de los pacientes con COVID-19 y, por ello, se han tenido que reorganizar las colectas. También se han modificado los protocolos de actuación para preservar la seguridad de donantes y profesionales sanitarios: EPIS para los profesionales sanitarios, mascarillas para los donantes, higiene rigurosa de manos, mantenimiento de la distancia de seguridad, cita previa, etc.

En cuanto a la selección de los donantes, las modificaciones han sido pocas, pues la entrevista predonación ya incide en la posibilidad de infecciones de cualquier causa, aunque se ha insistido de forma especial en la notificación de antecedentes infecciosos o el contacto con pacientes infectados, así como en la obligación de informar de forma inmediata al centro de transfusión en caso de resultar infectados en los días siguientes a la donación.

La donación de sangre, como no podía ser de otro modo, ha sido considerada como una actividad esencial desde el inicio de la pandemia. Las reservas de componentes sanguíneos en hospitales se redujeron hasta en un 40% en los momentos más duros, pero ha venido recuperándose progresivamente desde entonces hasta alcanzar las cifras habituales.

Por ello, debemos expresar nuestro agradecimiento de forma muy especial a las personas que han donado sangre durante estos últimos meses. De forma totalmente desinteresada, han salido de sus casas, frente al mensaje oficial de «quédate en casa», y entrado en contacto con otras personas para ayudar en estos difíciles momentos. Han sido unos auténticos valientes.

En España, ¿cuál es la situación de esta especialidad? ¿Considera que hay falta de profesionales?

La especialidad ha evolucio­nado con altibajos. Hemos vi­vido momentos estimulantes y otros muy duros, pero siem­pre hemos ido hacia delante con entusiasmo. Ni siquiera la COVID-19 ha podido frenar el desarrollo de los trasplantes, por ejemplo, en 2020 se han hecho más o menos los mis­mos trasplantes de médula que en 2019.

También hemos seguido ade­lante con la terapia CAR-T, que sufrió un parón, pero está volviendo a resurgir otra vez con una fuerza tremenda. Se­guiremos intentando conven­cer al Ministerio de Sanidad de que aumente el número de centros que emplean es­tos tratamientos, ya que solo nueve no son suficientes para aplicar la terapia CAR-T a to­dos los pacientes que la necesitan.

Los pacien­tes con linfoma, mieloma y leucemia tienen cada vez más oportunidades de superviven­cia y cada vez mejor calidad de vida. Además, los servicios de transfusión siguen dando el mejor servicio en to­dos los hospitales. Creo que no ha habido ningún centro en el país donde haya habido dificultades en el acceso a la mejor terapia transfusional. Igualmente, las terapias anti­coagulantes y procoagulan­tes son cada día más exitosas en manos de nuestros exper­tos en Trombosis y Hemosta­sia. También los laboratorios siguen ofreciendo el mejor diagnóstico genético, mole­cular o citológico; y todo ello, pese a las dificultades.

Pedimos que se cuide al per­sonal sanitario. Es necesario terminar con los contratos precarios, que son miserables en muchos casos. Debemos completar las plantillas de acuerdo con la actividad que realizan. Hay que adjudicar las plazas basadas en verdade­ros criterios de mérito. En cuanto a la segu­ridad, es necesario optimizar el funcionamiento del hospital de día y mejorar los circuitos limpios, sucios e intermedios; también debemos garantizar la seguridad de las personas que manipulan las muestras de los pacientes en el labora­torio. Queremos que se favo­rezca la excelencia científica y, en definitiva, que se cuide a los profesionales encargados de la vigilancia de la salud.

¿Cómo cree que se podría animar a los estudiantes a especializarse en este ámbito?

La especialidad de Hematología y Hemoterapia es compleja, pero muy completa y transversal. El hematólogo diagnostica en el laboratorio y trata a sus pacientes con un amplio arsenal de terapias, muchas de ellas avanzadas, pero además tiene la llave de los bancos de sangre del hospital. Nuestra especialidad está cada vez más presente en la sociedad por estar a la vanguardia de la medicina y eso ayuda a que sea más valorada por los futuros médicos. Para promocionar esa valoración positiva de la especialidad y potenciar su elección por parte de los médicos internos residentes, hemos firmado un acuerdo con el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina en cuyo desarrollo estamos trabajando actualmente.

Se habla mucho de los centros autorizados CAR-T. ¿Qué son exactamente?

Los tratamientos con estos medicamentos conforman un proceso asistencial especialmente complejo y, por ello, requieren de la máxima experiencia y multidisciplinariedad en su uso. Con objeto de garantizar que la administración de los medicamentos CART en el SNS se realice con plenas garantías de equidad en el acceso a los pacientes que lo necesitan así como con la máxima calidad y seguridad en su utilización, el Ministerio de Sanidad ha designado los centros que conforman la red de centros en el SNS para el uso de los medicamentos CART, en función de unos criterios publicados en el Plan de Abordaje de las Terapias Avanzadas en el SNS.

Estos centros son: Hospital Clínic de Barcelona; Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid; Hospital Vall d’Hebron de Barcelona; Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia; Complejo Asistencial Universitario de Salamanca; Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla; Hospital Clínico Universitario de Valencia; y Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona.

Ocho centros CAR-T en España son claramente insuficientes para abarcar todo lo que está por venir en el paciente adulto con cáncer hematológico.

¿Y las terapias CAR-T?

La terapia con células CAR-T es una inmunoterapia de vanguardia que utiliza células específicas del sistema inmunitario del paciente que se modificarán genéticamente para combatir el cáncer en la sangre.

Con la llegada de la Covid-19, ¿se han paralizado estas terapias, así como los ensayos clínicos?

La COVID-19 ha tenido un gran impacto en la actividad asistencial de los equipos de trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) -denominado genéricamente como trasplante de médula ósea- y de terapia CAR-T, con una reducción importante de la actividad durante los peores meses de 2020 (marzo, abril y mayo), recuperada en época estival. Así, por ejemplo, el alo-TPH de donante no emparentado se llegó a reducir hasta en un 50% con respecto al mismo periodo de 2019.

Por otro lado, los ensayos clínicos se han visto profundamente alterados. Muchos interrumpieron el reclutamiento, otros retrasaron su inicio y pocos, afortunadamente, tuvieron que desatender a pacientes bajo tratamiento activo. Por suerte como digo, los pacientes ya incluidos en algún ensayo sólo se vieron afectados por reajustes en las visitas. Debemos decir aquí que en los ensayos clínicos hemos visto otros efectos perniciosos del SARS-CoV-2, como la ínfima calidad de muchos estudios que fueron desarrollados precipitadamente.

¿Qué papel tienen los hematólogos en esta pandemia que vivimos?

La hematología ha hecho aportaciones muy significativas en la lucha contra la COVID-19. Buena prueba de ello ha sido la destacada presencia que ha tenido esta nueva enfermedad en el último Congreso Nacional de Hematología, Hemoterapia, Trombosis y Hemostasia, copando un 16% de todas las comunicaciones recibidas. Los trastornos de coagulación y el empleo de anticoagulantes en su tratamiento; la investigación en terapia celular, liderada por el uso de plasma de enfermos convalecientes y las células mesenquimales; y la similitud entre el síndrome agudo respiratorio severo y el síndrome de liberación de citocinas de la terapia CAR-T, son quizás los tres aspectos que más han dado que hablar dentro de la especialidad desde que comenzara la pandemia. Pero también han sido importantes (y siguen siéndolo) los daños colaterales de esta crisis sanitaria.

Por último, la investigación es un aspecto muy importante de la sociedad. ¿Cuáles son las principales líneas de investigación que se están realizando en la sociedad?

A día de hoy, la SEHH cuenta con 22 grupos cooperativos que investigan tanto las hemopatías malignas o cáncer hematológico (leucemias, linfomas, mielomas, síndromes mielodisplásicos, enfermedades mieloproliferativas crónicas Filadelfia negativas, etc.) como las hemopatías no malignas (anemias, mastocitosis, trombocitopenias inmunes, enfermedades de depósito lisosomal, insuficiencias medulares, etc.), además de áreas de conocimiento propias como el trasplante de progenitores hematopoyéticos, la biología molecular, la terapia celular, la citogenética hematológica, la citología hematológica, la citometría de flujo hematológica, la aféresis o la hematogeriatría.

Según la última memoria de actividades de la SEHH-FEHH, en 2019 había en marcha un total de 182 ensayos clínicos y/o estudios en el seno de la Sociedad (119 de ellos relacionados con el cáncer hematológico), con la implicación directa de 13 de sus 22 grupos de trabajo.

Con el fin de impulsar la investigación en el ámbito de la especialidad de Hematología y Hemoterapia, la FEHH concedió en 2019 un total de 73 ayudas a profesionales de la hematología (8 más que en 2018), por un importe cercano a los 800.000 euros, en el marco de nuestro Programa de Promoción de la Investigación.

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