Nutrición y Dietética

Repercusiones de las dietas hiperprotéicas en la salud

 

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¿Son saludables las dietas hiperprotéicas? A la hora de luchar contra la obesidad y el sobrepeso,  las dietas, junto con el ejercicio físico, son muy importantes, pero no siempre son beneficiosas, ya que se puede llegar a recuperar el peso perdido.

Así, muchas personas optan por seguir una dieta de adelgazamiento, como las dietas hiperprotéicas, pero lo cierto es que este tipo de dietas no son buenas para la salud.

Existen múltiples estudios que analizan las posibles consecuencias y efectos de las dietas hiperprotéicas en la salud, principalmente a nivel metabólico, óseo, renal y hemodinámico.

Efectos renales

En las dietas hiperprotéicas, el consumo excesivo de proteínas produce, debido a su proceso metabólico, un aumento de la presión glomerular y una hiperfiltración a nivel renal. Esta sobrecarga de los riñones puede ocasionar cambios fisiopatológicos en los mismos, que mantenidos en el tiempo pueden ser los responsables de que se produzcan daño renal.

El principal producto de desecho en el metabolismo de las proteínas es la urea que se excreta como resultado al proceso de filtración y reabsorción de la nefrona. En las dietas hiperprotéicas, al ser necesario filtrarse y excretarse una mayor cantidad de urea, se cree que se produce la referida sobrecarga y disfunción renal.

Efectos hemodinámicos

Actualmente, existen evidencias de que un exceso de proteínas, a diferencia de lo que ocurre con los carbohidratos y las grasas, afecta a la hemodinámica renal. Pero esto solo perjudica a aquellos individuos en riesgo potencial a patologías renales, tales como: personas con obesidad, personas con hipertensión… O que, propiamente, las padecen.

Efectos metabólicos

Con este tipo de dietas, al aumentar la ingesta de proteínas, de manera que suponga más del 15% de la ingesta calórica total del individuo, está demostrado que se ayuda a disminuir el peso corporal y el nivel de grasa y colesterol del organismo.

Todo ello debido a la disminución de la ingesta calórica total. Además, este tipo de dietas, acompañadas de ejercicio físico adecuado, ayudan a mantener o aumentar la masa magra del organismo y que los niveles de grasa corporal, colesterol y triglicéridos desciendan; con ello, se rebaja el riesgo de padecer algún evento o enfermedad cardiovascular, al disminuir el riesgo de formación de la placa de ateroma.

Efectos óseos

Una ingesta excesiva de proteínas genera una proporción elevada de elementos ácidos, debido a que en el catabolismo de las mismas se producen sulfatos y fosfatos, contenidos en los aminoácidos, y se excreta amonio a nivel renal.

Además, existen mecanismos y sustancias que actúan como amortiguadores de la acidosis metabólica producida por este tipo de dietas.

Algunos estudios sugieren que si estas se compaginan con alimentos ricos en calcio y otros minerales contenidos en frutas y hortalizas, se evita que se produzca acidosis. Sin embargo, si no se acompaña de este tipo de alimentos ni suplementos alcalinos, el hueso se encarga de ejercer la función amortiguadora y se aumenta la resorción ósea movilizando el calcio en forma de citrato y carbonato, para poder neutralizar a los ácidos, aumentando la excreción urinaria de calcio.

De esta manera, se puede llegar a producir una disminución de la densidad ósea por perdida de calcio, con lo que aumenta el riesgo de padecer osteoporosis y fracturas óseas.

Los resultados de los estudios sobre la dieta de proteínas sugieren que las mujeres adultas, especialmente las que están en la pre-menopausia y la menopausia, pueden desarrollar osteopenia y osteoporosis, por un consumo de dietas hiperproteicas, ya que la dieta de proteínas promueve cambios en el fémur y en la concentración de hormonas relacionadas con la formación y mantenimiento de este tejido.

Por último, se ha valorado científicamente que los efectos de una dieta HP puede inducir a corto plazo (6 meses) una mayor pérdida de peso que una dieta convencional. Cuando se abarca en un periodo a muy largo plazo puede incrementar el riesgo de mortalidad total y cardiovascular, fundamental cuando la proteína es de origen animal.

Además, como se evidencia en otro estudio, la ingesta prolongada de proteínas rica en caseína produce un impacto en las vías metabólicas del hígado, produciendo una mayor deposición de triglicéridos, marcadores de inflamación y activación de los procesos en respuesta al desequilibrio de pH y estrés oxidativo. En general, se puede esperar que los sujetos con otras patologías como diabetes, enfermedad hepática o renal sean más susceptibles a los posibles efectos adversos de tales dietas. A controversia de las dietas con un alto contenido de proteína, generalmente se consideran seguras y saludables en sujetos sin ninguna patología

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