Entrevistas

«Con la estimulación del nervio vago, podemos tratar varias alteraciones como la ansiedad, la depresión, el estrés crónico o el burn-out»

 

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Pedro Bermejo es neurólogo, doctor en neurociencia por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en Neurociencia y Biología del Comportamiento por la Universidad Pablo de Olavide. Perito del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid. Actualmente, ejerce como neurólogo en el hospital Puerta de Hierro y ha trabajado en otros hospitales como Los Madroños y la Fundación Instituto San José. Además es director médico de la empresa Walden Medical NDT, gerente del Instituto Neurológico Integral Beremia y clínico experto en MedAvante. También es fundador y presidente de la Asociación Española de Profesionales de Daño Cerebral y autor de más de doscientos artículos científicos y comunicaciones a congresos, así como autor de numerosos libros relacionados con la especialidad. Entre los galardones recibidos, destaca el premio a la mejor idea innovadora de RTVE en 2016 y la medalla de oro al mérito en el trabajo por la Asociación Europea de Economía y Competitividad en 2017.

En muchas ocasiones hemos oído hablar del nervio vago y de la importancia que tiene su estimulación, pero, ¿qué es exactamente el nervio vago?

El nervio vago es un nervio que se relaciona con una gran cantidad de funciones. Concretamente, en nuestro organismo tenemos un equilibrio entre la activación del simpático y del parasimpático, dos sistemas autónomos que regulan numerosas funciones. De forma muy esquemática, el primero habitualmente lo activamos ante situaciones de estrés, para responder ante situaciones agudas, y el segundo normalmente funciona evitando complicaciones a largo plazo, disminuyendo nuestro nivel de estrés y de actividad. El nervio vago es el componente mayor de este sistema parasimpático, por lo que, activándolo, vamos a modificar el equilibrio entre el sistema simpático y el parasimpático, dándole más importante al segundo.

Y la gran importancia de cambiar este equilibrio entre estos sistemas radica en que la estimulación del nervio vago se ha relacionado con el tratamiento de numerosas patologías como la migraña, la epilepsia, el trastorno por control de impulsos, la obesidad, el tinnitus e incluso existen evidencias en modelos animales que podrías servir para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer o de la complicación inflamatoria (la conocida con el sobrenombre de “tormenta de citocinas”) de la Covid19.

Entonces, ¿qué importancia tiene este nervio en nuestro día a día?

En nuestro día a día este nervio regula una gran cantidad de procesos, desde la sensación de hambre, el control del estrés o nuestro bienestar general, pasando por la frecuencia respiratoria o el control de la frecuencia cardiaca. Por lo tanto, una regulación anómala de este nervio se relaciona con una gran cantidad de patologías que se podrían tratar con una correcta estimulación del nervio.

¿Qué ocurre si se daña este nervio? ¿Qué síntomas produce?

Cuando este nervio se daña puede dar lugar a múltiples patologías, como alteraciones de la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria, el control de numerosas hormonas y redes neuronales. En definitiva, se produce un cambio que afecta la regulación de la mayoría de las estructuras del organismo.

Si bien es cierto que es raro que tenga lesiones directamente (los traumatismos sobre este nervio son relativamente raros), es muy frecuente que se desregule por ejemplo por el estrés crónico, por ambientes tóxicos en el trabajo e incluso por un exceso de demanda física en los atletas de élite.

¿Se puede curar?

La estimulación del nervio vago, en sus múltiples opciones, restablece el equilibrio que se ha perdido entre el sistema nervioso simpático y el parasimpático y, por lo tanto, se pueden revertir los numerosos síntomas derivados de un descenso de activación del nervio vago. Además es un campo realmente interesante y que está atrayendo la atención de numerosas empresas tecnológicas, ya que se ha comprobado que estimulando el nervio vago se puede tratar un alto número de patologías.

La estimulación del nervio vago es la forma más eficaz de reducir esas emociones negativas, ¿en qué consiste esta estimulación?

La estimulación consiste en administrar una corriente eléctrica en diversas regiones anatómicas por donde transcurre el nervio vago. Si es cierto que antes, el único modo de estimularlo consistía en una intervención quirúrgica en la región cervical, hoy día se puede estimular de forma subcutánea en diversas regiones anatómicas como puede ser la región auricular.

¿Podría indicarnos algún ejemplo de cómo se podría estimular?

Aunque existen otros métodos, la estimulación auricular es la más accesible y la más simple. Hoy día se pueden estimular áreas concretas de la región auricular, donde se encuentra una rama del nervio vago, conocida como rama auricular del nervio vago, y su estimulación permite provocar los mismos cambios en el equilibrio entre el sistema nervioso autónomo que si estuviésemos estimulando en otras regiones de más difícil acceso. No será muy difícil que en los próximos años, con un auricular pudiésemos modular este sistema y servir para el tratamiento de numerosas patologías.

¿Cree que la cura de los trastornos mentales y emocionales se podría enfocar desde el propio funcionamiento del sistema nervioso?

Los trastornos mentales y emocionales son, en gran medida alteraciones del sistema nervioso, con los que con un correcto tratamiento podríamos tratarlos. Hoy día sabemos que, estimulando el nervio vago, podemos tratar varias alteraciones como la ansiedad, la depresión, el trastorno adaptativo, el estrés crónico o el síndrome burn-out. Todo esto desde el punto de vista de la psiquiatría, por no olvidar todo lo que podemos hacer en el ámbito de la neurología o incluso en los sujetos sanos como controlar el estrés crónico o incluso mejorar el rendimiento deportivo.

¿Qué avances o investigaciones se están realizando actualmente al respecto?

Las investigaciones sobre la estimulación cutánea del nervio vago están aumentando exponencialmente en los últimos años y cada vez hay más grupos de investigación dedicados a este ámbito. Por ejemplo, en España, la compañía asturiana Walden Medical NDT está desarrollando un dispositivo capaz de modular la actividad vagal a través de un dispositivo auricular, con la que tratará de tratar diversas patologías médicas, así como mejorar el rendimiento cognitivo y físico en personas sanas en un futuro cercano.

Hoy día ya sabemos dónde y cómo tenemos que estimular. Los resultados no tardarán en aparecer.

¿Cree que los resultados de estas investigaciones pueden ser importantes para el ámbito de la medicina?

Creo que en los próximos asistiremos al nacimiento de una gran cantidad de dispositivos médicos con interés en el tratamiento de patologías. Hoy día, ya estamos viendo este proceso con numerosos dispositivos relacionados con la monitorización de diversas variables, el rendimiento deportivo y la medicina preventiva, pero el hecho de que estos dispositivos sean capaces de tratar algunas patologías, como ocurre con la estimulación del nervio vago, no tardará en llegar.

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